sábado, marzo 22, 2003

¡Funciona!



viernes, marzo 21, 2003

MI AMIGO EL HOMBRE (II)

Revisando Omnias antiguos he encontrado un artículo remitido por A. P., “Cambio de la aplicación “Novia 6.0” a “Esposa 1.0” (Omnia 56), que me ha parecido muy gracioso. Ese artículo me recuerda mucho al chiste que pregunta la diferencia entre una princesa y una bruja, y responde que es 5 años de matrimonio (en algunas versiones, incluso menos).
En efecto, el artículo habla de la mujer en su papel de novia o esposa, y habla mal. Pero, curioso, lo hace de un modo tan cariñoso y resignado...
Básicamente, a la mujer se la pone como la persona vigilante y prohibidora. Y al hombre, como a un pobre infeliz que tiene que ingeniárselas para poder realizar las actividades que le gustan, sean o no reprobables, que eso es otra cuestión (míralo al revés y dime si te suena).
En cualquier caso, estos roles son aceptados por ambos bandos. La mujer lo acepta con la resignación de quien tiene que sacrificarse por el bien de otro, y el hombre lo acepta con la inocencia/ignorancia de quien ni siquiera se imagina que existen cosas mejores.
A veces pienso que llega un momento en la vida de un hombre en que tras saltar de cama en cama, deciden que quieren estabilizarse, y como si les hubiera picado el bicho de la prisa, se casan con la primera que pasa (la primera que les aguanta). Toda su vida probando una mujer tras otra, como si buscaran a la adecuada (que nunca llega porque no están preparados), y cuando por fin maduran, se quedan con una cualquiera. La primera que diga que sí. Da igual que a él le apasione el fútbol y ella lo odie, porque a ambos les gusta la música. Da igual que a él le gusten los toros y ella lo odie, porque a ambos les gusta la música. Una cosa compensa la otra. Da igual que a él le guste Sau y a ella Antonio Molina, porque a ambos les gusta la música.
Se ve claramente reflejado en todas partes, y además, los hombres lo dicen con una tranquilidad de espíritu que me deja pasmada. Lo veo a menudo en las reuniones de Mensa. Tal persona no viene porque la parienta lo tiene castigado. No sé si será broma o no. Pero, ¿con qué derecho?. Tú, pobre desgraciado, ¿por qué te fuiste a vivir con una persona que no disfruta de las mismas actividades que tú?; ¿por qué tengo la sensación de que a las mujeres (salvo honrosas excepciones) no les gusta ninguna actividad?; ¿será porque se me hace raro creer que sí les gusten muchas actividades, pero que, ¡ay, qué mala suerte!, nunca coinciden con las que les gustan a ellos?. ¿Por qué se juntaron/casaron?.
En el mundo hay tanta falta de cariño, que nos agarramos al primer capullo que nos dice algo bonito. A mí me pasaba, pero ¡tenía 13 años!. Estaba en pleno descubrimiento de casi todo, pero se supone que se supera con la edad. Sin embargo, la gente crece, madura, y no se encuentra con nadie que les diga lo maravillosos que son. Claro, a la que a alguno lo dice, le echan el lazo. Sin embargo, este comportamiento tiene menos perdón en los hombres, porque dicen las estadísticas que tocamos a 1 hombre para cada 3 mujeres, con lo que podrían ser un poco más selectivos, y no quedarse con cualquiera, para luego poder quejarse y discutirse con ella, y ser los dos muy infelices. Por no mencionar la posibilidad de tener hijos que sería ya para matarlos.
Los polos opuestos se atraen. ¿Quién sería el inconsciente que le preguntaría a un físico sobre el amor?. Los polos opuestos se atraen. ¿Y quién los frena?. Porque digo yo, si se atraen y no los frena nada... chocan. O sea, los polos opuestos se dan de ostias. Los polos opuestos no son como la parejita del anuncio que corre por la playa a cámara lenta. Serían más bien, la parejita que corre por la playa cada vez más rápido, hasta que se encuentran con la plena (y dolorosamente errónea) convicción de que ante ellos sólo había aire. Y no. Y vosotros me diréis que los polos iguales se separan. Y yo me reitero: ¿qué sabrá un físico del amor?
Ninguna frase es tan cierta, como la que dice que los hombres se casan esperando que su pareja no cambie y que las mujeres lo hacen esperando cambiar a su pareja. Y ninguna otra frase me produce más tristeza.
“Soy un devoto del hombre” Al Pacino en Pactar con el diablo.



miércoles, marzo 19, 2003


Por si no os habéis dado cuenta, parte de la gracia de este blog es descubrir si una entrada es de Carlos o de Marta...

martes, marzo 18, 2003

MI AMIGO EL HOMBRE (I)

“He llegado a la conclusión de que si eres hombre y blanco, te has de sentir culpable”
F. P. M. (1966-¿?)

Y yo diría más; cuando eres mujer tampoco lo tienes tan bien. Actualmente, hay tres bandos muy opuestos en los que colocarte. El grupo A son las mujeres, vamos a decir, “Clásicas”, tipo mi madre. Mujeres que opinan que el hombre debe mandar, que es normal y necesario que tenga amantes, etc. No hace falta que me extienda. Todos conocemos algunas así. El grupo B son las mujeres “Feministas” (este calificativo, en realidad no es correcto y muchas podrían ofenderse y con razón, pero les pido una pequeña licencia, para que nos entendamos). Son mujeres que ven al hombre como al enemigo. El ser que está agazapado esperando su oportunidad para volver a someternos como antaño, al que no se le debe permitir ninguna licencia, y al que, a la mínima que sospechemos que se cree que tiene el control hay que darle fuerte con el mortero. Por último, a las mujeres del grupo C las llamaremos “Maternales”, aunque bien podrían llamárseles “Mixtas”, por tratarse de una degeneración de los otros dos. Si las “Clásicas” son el estandar en la generación de mi madre, las “Maternales” son el estándar en mi generación. Éstas son las que vigilan al hombre como las “Feministas” pero les consienten con la misma resignación que las “Clásicas”. En mi opinión este comportamiento es más propio de una madre con su hijo pequeño, que de una esposa con su marido.
Estos nombres que he puesto a estos grupos, lo creais o no, son muy lights. Popularmente, os sonará más si os digo que lo que he llamado mujeres “Clásicas” son las conocidas mujeres machistas, chapadas a la antigua, etc. Las “Feministas” (a las que he descrito) son más conocidas como “marimachos” o, más suavemente, feministas radicales. Y las de la categoría “Maternal” o mixta, no se las conocía englobadas en ningun grupo, puesto que son consideradas las normales, el término medio.
Cierto es que están en el término medio. Y también se pueden considerar normales, si entendemos como normal lo mayoritario. Por eso, como ahondar en las “Clásicas” y en las “Feministas”, está ya muy manido, y es muy fácil, me voy a centrar en las “Maternales”. Las “normales”.
Para plasmar perfectamente bien, lo que pienso al respecto, nada mejor que unos cuantos ejemplos (ya que me voy a ganar unas cuantas enemistades en cuanto se publique esto, al menos, que sea por lo que digo, y no por lo que creen que digo). En los siguientes ejemplos todos los nombres son inventados y no se corresponden con la realidad.

EJEMPLO Nº 1: La parienta.
Frase utilizada: “Me voy ya que si no la parienta...”
· Situación a: El hombre se encuentra en una reunión social y tiene que marcharse antes de lo que desearía. Se recurre a esta frase y la concurrencia responde con comprensión. Este caso se encuentra en la cima de la respetabilidad. Ellos le miran con expresión como de hermanamiento y ellas envidian a la mujer que le ha enseñado tan bien.
· Situación b: Es muy similar a la “a”, sólo que la esposa está presente. El marido recurre a la misma frase, pero esta vez señalándola a ella. La concurrencia le vuelve a mostrar los mismos gestos, pero los femeninos van dirigidos a ella, en clara muestra de enhorabuena. La esposa se marcha más ancha que alta, orgullosísima por lo bien enseñado que tiene a su marido.
· Situación c: Generalmente, no está la esposa presente. El hombre dice esta socorrida frase, pero... ¡Es falso!. En realidad, el tío quiere largarse por las razones que sean y pone de excusa a la mujer. Tras un caso como este, se oculta, por lo general, un matrimonio, del que se podría aplaudir mucho, pero que debería revisar su círculo de amigos. Si la esposa está presente ya no se utiliza esta frase, sino la de: mi mujer está cansada, no se encuentra bien, etc., y ya se sale de la cuestión que nos ocupa.



Surrealismo

Nunca me había animado a poner por escrito la surrealista experiencia que me supuso el reservar entradas para la visita a la Alhambra durante la RAM de Granada del año 2000.

Tenía que reservar entradas para 60 personas. Conseguí el número de teléfono a través de la web del patronato, y llamé, lleno de animosa determinación.

- Patronato de la Alhambra, le atiende Loli, ¿en qué puedo ayudarle?
- Sí, mire, era para reservar unas entradas.
- Uy, entonces tendrá que llamar al teléfono de reservas.
- Ah.
- ¿Desea algo más?

Reprimí el deseo de mostrarme sarcástico y decir “básicamente, que me des el número, Loli querida”. Si esto me hubiese pasado ahora, a lo mejor habría dicho “no, es que estoy intentando descubrir el número por telepathy, ¿hay algien con sensitividad en la oficina?”. Pero no, mi fe en el género humano seguía casi intacta, y dije un simple “el número, por favor”. Llame al número que me dio Loli.

- Alhambra reservas, le atiende Rafi, ¿en qué puedo ayudarle?
- Sí, mire, era para reservar unas entradas.
- ¿Para que día?
- El seis de diciembre.
- Uy, es festivo.
- Lo sé.
- Mmmmm...uy, sólo me quedan para entrar a las nueve y media.
- Bueno, es muy pronto, pero nos conformaremos.
- Vale, ¿cuántas necesita?
- Sesenta.
- Uy, no, entonces tendrá que llamar al teléfono de reservas de grupos.

Inspiro y contengo el bufido que pugnaba por salir. La pobre Rafi debió notarme algo irritado, porque, en una alarde de amabilidad, me dice:

- ¿Quiere que le dé el número?
- No se moleste, iré probando combinaciones de nueve números al azar hasta que dé con la correcta
- Uy, perdón, ¿cómo dice?
- No, nada, que me lo dé si es tan amable.

Previendo que la cosa va a ser complicada, me tomo un respiro para ir al baño y tomarme una cocacola antes de la siguiente fase.

- Alhambra agencias, le atiende MariNieves, ¿en qué puedo ayudarle?

Alarmas encendidas. Eso de “Alhambra agencias” suena fatal.

- Sí, mire, era para reservar unas entradas.
- ¿De qué agencia me llama?
- No, mire, es que yo soy un particular.
- Uy, no, los particulares no pueden reservar entradas de grupo.
- Pero mire, yo es que represento a una asociación, y queremos visitar la Alhambra durante nuestra reunión anual y...

Me interrumpe.

- Ya, si yo lo entiendo, pero tendrá que hacerlo a través de una agencia.
- Se ha dejado un “uy”
- Uy, sí, lo siento. Si no le importa, lo digo ahora. Uy.

Me resulta imposible convencerla. Medio desesperado, acudo a la agencia donde normalmente encargaba mis vacaciones o algún viaje de empresa.

- Lusitania Viajes, le atiende Conchita, ¿en qué puedo ayudarle?

Supero la sensación de deja vu y le explico la situación a Conchita, que consigue dejar de reir a los tres minutos y medio.

- Lo mejor es que te dé nuestro código de agencia y tú mismo haces la reserva.
- Gracias, Conchita, eres la mejor. Y gracias también por no decir “uy”
- ¿Cómo dices?
- No, nada, cosas mías.

Vuelvo a llamar.

- Alhambra agencias, le atiende Sonia, ¿en qué puedo ayudarle?

Me decepciona no poder hablar con MariNieves.

- Sí, mire, era para reservar unas entradas.
- ¿De qué agencia me llama?
- Lusitania Viajes. Código L de Leon, U de Uy, S de Sevilla, Cero Ocho Cero Cuatro Dos.
- ¿Para qué día?
- Seis de diciembre
- Uy, es fiesta.
- Lo sé
- Mmmm...uy, sólo me quedan para entrar a las nueve y media
- Sí, vale, ME LAS QUEDO.
- ¿Cuántas entradas?
- Sesenta.
- Uy, el sistema sólo me permite reservar de veinte en veinte.
- Bueno, no pasa nada, ¿no?, lo hacemos tres veces
- Pues sí, pero, uy, tendrá que hacer tres llamadas, el sistema no me deja hacer tres pedidos con la misma llamada
- A ver, Sonia, corazón, ¿me estás diciendo que tengo que llamar, reservar 20, colgar, Y HACER LOS MISMO DOS VECES MÁS?
- Me temo que sí, señor, uy, es que el ordenador está programado así.

No consigo sacarla de ahí. Reservo las 20, cuelgo con brusquedad, pillándome un dedo en el auricular. Llamo.

- Alhambra agencias, le atiende Maite, ¿en qué puedo ayudarle?
- Hola, Maite, figura, es para reservar unas entradas.
- ¿De qué agencia me llama?
- Lusitania Viajes. Código L de Loquitometenéis, U de Uy, S de Sevilla, Cero Ocho Cero Cuatro Dos

No me sorprendo cuando Maite me dice que no puedo reservar más de veinte cada vez....así que repito el proceso (esta vez sin pillarme el dedo)

- Alhambra Agencias, le atiende Sonia, ¿en qué puedo ayudarle?
- ¡Soniaaaaa! ¡Encantooooo! ¡Cuánto tiempoooo! Anda, resérvame veinte más, L de Laputamadrequeparioalquediseñóelprograma, U de undiadeestosalguienconmenospacienciaqueyoosvaaponerunabomba y S de suertequeyaeslaultimavezquellamo

Sonia no parece notar la ironía, porque toma nota concienzudamente.

- Tome nota, la referencia de las entradas es LKFTDFBV58459JDFJKR5IU. No se olvide de ella, o en la taquilla no le entregarán las entradas.

Bien, de acuerdo, lo he novelizado un poco, pero eso es más o menos lo que pasó. Por cierto, perdí la referencia. Suerte que se me ocurrió dar una copia a alguien más responsable y menos alterado que yo.

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