viernes, enero 23, 2004
ROMANCE (PARTE I)
Hoy me ha dado por revisar viejas agendas. Las suelo conservar por los teléfonos (teléfonos que supuestamente no necesitaré más y no son transcritos a las nuevas agendas) y por recordar de cuando en cuando cómo era mi vida, qué cosas ocupaban mi tiempo y demás ñoñerías. Ahora mismo estaba revisando la del 2002.
El 2002 fue un año intenso marcado principalmente por mi juicio contra Fomento (gracias al cual me embolsé un par de kilitos), mi entrada en Mensa y, como no, Carlos. Carlos, Carlos, Carlos.
He tenido cuatro relaciones importantes en mi vida (la de ahora es la quinta) pero con Carlos fue la primera vez que viví un romance (excitación previa que dura desde que alguien despierta tu atención [amorosamente hablando] hasta que te corresponde o no [hasta que se entera, vamos]).
Hasta la fecha mis romances no habían durado más de un par de días (bien porque fueron chicos fáciles, bien porque la que tenía que enterarse era yo). Pero Carlos se me resistió casi un mes. Un mes de miradas, de roces y de segundas intenciones que, finalmente, dieron su fruto. Me encantó.
Nos conocimos el 26 de enero de 2002, cuando yo fui a su despacho para hacer el test de Mensa, aunque ya habíamos hablado previamente por teléfono. Lo cierto es que no hubo flechazo. Yo estaba demasiado centrada en otras cosas. Mis intereses giraban en torno a Mensa, al C.I., y estaba en plan esponja, absorbiendo todo lo que veía y oía, que no fue más que un despacho administrativo que poco o nada tiene que ver con Mensa y algunas anécdotas sobre superdotación y sobre la secta con las que Carlos amenizaba la espera de otra aspirante que llegaba tarde. Después hice el test y nos despedimos. Creo que aún ostento el récord de “menor número de palabras pronunciadas en una sesión de test”. Por si a alguien le interesa batirlo, el récord está en 4 palabras (Hola, Sí, Curiosidad y Chao).
CONTINUARÁ...
Hoy me ha dado por revisar viejas agendas. Las suelo conservar por los teléfonos (teléfonos que supuestamente no necesitaré más y no son transcritos a las nuevas agendas) y por recordar de cuando en cuando cómo era mi vida, qué cosas ocupaban mi tiempo y demás ñoñerías. Ahora mismo estaba revisando la del 2002.
El 2002 fue un año intenso marcado principalmente por mi juicio contra Fomento (gracias al cual me embolsé un par de kilitos), mi entrada en Mensa y, como no, Carlos. Carlos, Carlos, Carlos.
He tenido cuatro relaciones importantes en mi vida (la de ahora es la quinta) pero con Carlos fue la primera vez que viví un romance (excitación previa que dura desde que alguien despierta tu atención [amorosamente hablando] hasta que te corresponde o no [hasta que se entera, vamos]).
Hasta la fecha mis romances no habían durado más de un par de días (bien porque fueron chicos fáciles, bien porque la que tenía que enterarse era yo). Pero Carlos se me resistió casi un mes. Un mes de miradas, de roces y de segundas intenciones que, finalmente, dieron su fruto. Me encantó.
Nos conocimos el 26 de enero de 2002, cuando yo fui a su despacho para hacer el test de Mensa, aunque ya habíamos hablado previamente por teléfono. Lo cierto es que no hubo flechazo. Yo estaba demasiado centrada en otras cosas. Mis intereses giraban en torno a Mensa, al C.I., y estaba en plan esponja, absorbiendo todo lo que veía y oía, que no fue más que un despacho administrativo que poco o nada tiene que ver con Mensa y algunas anécdotas sobre superdotación y sobre la secta con las que Carlos amenizaba la espera de otra aspirante que llegaba tarde. Después hice el test y nos despedimos. Creo que aún ostento el récord de “menor número de palabras pronunciadas en una sesión de test”. Por si a alguien le interesa batirlo, el récord está en 4 palabras (Hola, Sí, Curiosidad y Chao).
CONTINUARÁ...